miércoles, 17 de octubre de 2012

Médula Cuando Lutero gritó ¡Viva México!... Por Jesús Antonio Lépez Ochoa


El encabezado de esta columna no es un hecho localizable en la historia universal, sino en el México contemporáneo donde al ciudadano le es imposible mejorar pero a los políticos les es posible todo. El señalado presunto desfalcador del  Ayuntamiento de Acapulco Manuel Añorve Baños fue nombrado secretario de la Comisión de Vigilancia y Evaluación de la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
Lamentablemente  la obra de un gran personaje como fue Martín Lutero, sirve como referencia para ilustrar las oportunidades que se le presentan a cualquier actor político para sus fines aviesos que en nada tienen que ver con la reforma protestante que éste protagonizó a principios del siglo 16.
Entre otras cosas que a la larga regalaron la libertad de culto a la Europa de aquellos tiempos, Lutero fue el primero en traducir la biblia al idioma alemán, con lo cual, rompió el monopolio de la interpretación de los designios divinos que se arrogaba la llamada Iglesia Católica Romana.
Estaría bien que un Lutero mexicano nos clarificara los designios que toman nuestras autoridades de acuerdo con su divina voluntad sobre el dinero público, sin embargo la opacidad que en el caso de Acapulco caracterizó a la administración añorvista, es el monopolio de la corrupción a la que el mismo sistema político protege.
Cuando en su mismo partido, hubo voces que lo acusaron de desviar 100 millones de pesos para su fracasada campaña para gobernador, el resultado fue que accedió al fuero, no sólo como diputado federal sino como vicecoordinador de la fracción del PRI.
Ahora, cuando quien lo sucede en la alcaldía porteña, Luis Walton Aburto, acusa un desfalco que ha puesto en riesgo el pago de la nómina a los trabajadores y servicios públicos como la recolección de basura, el presunto culpable ingresa como secretario de la Comisión de Vigilancia y Evaluación de la AGE, por donde pasarán las observaciones a sus cuestionadas cuentas públicas.
Manuel Añorve será pues, juez y parte como si a Lutero –guardadas proporciones de desigual personalidad y prestigio- le pusieran en sus manos a la iglesia Católica.
Los mexicanos no contamos con un mecanismo que sanamente se lo impida, los legisladores y partidos no tienen la intención de ponerla ni Manuel Añorve la suficiente ética para declararse incompetente hasta que las dudas sobre su gobierno se disipen. ¡Viva México!

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