viernes, 14 de diciembre de 2012

Entresemana Rosario Robles y la cruzada contra el hambre Por Moisés Sánchez Limón

MOISES SÁNCHEZ LIMÓN
Gracias a la vida…
Suena bien y mediáticamente vende mejor. Hablar de una cruzada contra el hambre supera a las expectativas que, en su momento, albergó el Programa de Solidaridad como tarea emblemática de Carlos Salinas de Gortari en busca de permear entre las mayorías abandonadas y sumidas en la miseria que no habían votado por él en los comicios de 1988. En fin.
Enrique Peña Nieto ha asumido la Presidencia de la República en medio de una abierta expectativa social de poner punto final a las políticas asistencialistas que, por ejemplo, en el caso de Andrés Manuel López Obrador sirvieron de basamento para acarrear a los ancianos a sus mítines y desde ahí desparramar la demagogia de atender a los que menos tienen, pero con el voto de por medio.
La ciudad de México es, con mucho, la cereza del pastel político. En poder del PRD desde 1997, cuando Cuauhtémoc Cárdenas hizo añicos al PRI ganándole las elecciones e incluso con la persecución del último regente, Oscar Espinosa Villarreal, a quien detuvieron en Nicaragua y luego procesaron por delitos de cuello banco, la capital del país tiene una característica especial: es botín de las creaturas de Manuel Camacho Solís, hoy senador perredista por obra y gracia de los acuerdos cupulares, no del voto ciudadano.
Pero igual que es cereza del pastel político que se reparten las huestes de Beatriz Paredes Rangel, María de los Ángeles Moreno, Cuauhtémoc Gutiérrez (apadrinado por Carlos Flores Rico), René Bejarano y María de los Dolores Padierna Luna, la capital del país es asiento de todos los contrastes. Y sobresale la miseria.
 En el recién integrado equipo de la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, destacan operadores políticos cien por ciento, incluso capaces de vender su alma al diablo y desprestigiar a quien se les ponga enfrente como enemigo o contrincante político.
Uno de ellos es el oaxaqueño Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva (que se dice periodista), dueño de un diario en Oaxaca y ex diputado federal por doble ocasión, designado director general de Leche Industrializada Conasupo (Liconsa). ¿Administrador? ¡Nada! Fue el encargado de torpedear y descalificar de manera soez, de la mano de Francisco Rojas Gutiérrez, a Manlio Fabio Beltrones cuando éste buscó la candidatura del PRI a la Presidencia de la República.
Pero, bueno, dirán que ésa es peccata minuta, porque en política todo es posible. Así, por ejemplo vale preguntar cuál es el mensaje de tener en ese equipo de Rosario Robles Berlanga a personajes como el poblano Carlos Lastiri, quien entregó la dirigencia estatal del PRI al cachorro del ex gobernador Melquiades Morales Flores, Fernando Morales, quien recientemente renunció al cargo dizque porque se integrará al equipo del presidente Peña Nieto.
Bueno, bueno. Ese equipo de Rosario Robles tiene toda la evidencia de la operación cicatriz. Lo mismo tiene al elbista Emilio Zebadúa como Oficial Mayor de la Sedesol., que a Ernesto Nemer, como subsecretario de Desarrollo Social y Humano, que no quita el dedo del renglón en su aspiración al gobierno del Estado de México. Y al excelente operador coahuilense Javier Guerrero, como subsecretario de Desarrollo Urbano y Ordenación del Territorio.
Buen equipo, buenos operadores políticos para enderezar la Cruzada contra el Hambre y, de pasadita, muy de pasadita, catapultar a Rosario Robles Berlanga como candidata del PRI al gobierno del Distrito Federal. Ese es el objetivo; la clave es aquella máxima de que para que la cuña apriete debe ser del mismo palo.
¿Quién desde el PRD iría como candidato (a) contra Rosario Robles? Dirán que es temprano, pero en política, como se ha visto, el despertador suena  en el momento menos imaginado. Conste.

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