martes, 26 de febrero de 2013

LA NETA DEL PLANETA Karmelynda Valverde CASOS DE HOSPITAL (AQUÍ NO PORQUE MATAN)



No conozco a nadie que desee estar enfermo, a menos que el fulanito o fulanita en cuestión, sea un Hipocondriaco. A mí tampoco me gusta estar enferma, pero neta líbreme papá Dios de tener una emergencia médica e ir a parar al Hospital Regional. Lo que aquí pasa en una jornada, es digno de una emisión completa de ‘’Casos de Familia’’; y el asuntacho se torna surrealista a medida de que el asombro y luego la incredulidad nos van arropando, mientras los pacientes y sus familiares esperan y esperan y esperan. Neta también, que si no hubiera dolor y desesperación de por medio, por parte de los que tienen que vivir en carne propia, ciertos atropellos e insensibilidades, lo compararía con el bodrio televisivo ‘’El Hospital de la Risa’’.  Digo, porque mejor que nos de risa y no un infarto, ante los desplantes y las pachorerras de ciertos trabajadores (afortunadamente no todos)  incluyendo a los galenos del Hospital Regional (de los que también hay sus honrosas excepciones, como el Dr. Manrique) que más le acomodaría llamarse el ‘’Club de Tobi con batas blancas’’ (y ya ni eso porque ahora andan uniformados con playeras tipo Polo, muy al estilo de activistas políticos en campaña). Ah pero en Jueves, la cosa se complica. Es día de junta para el personal médico y su director y se avientan hasta dos horas y media, mientras que los donadores de sangre por ejemplo, desde las 7 de la mañana están esperando a ser evaluados para hacer la donación. ¡Ah! pero ahí no para el asunto. Cuando los hambrientos y desesperados donadores de sangre, respiran aliviados al enterarse que por fin cerca de las 10 de la mañana ha terminado la dichosa reunión semanal, son informados que tienen que esperar otros 60 minutitos, si bien les va porque ¡qué creen!, es hora de que los que acaban de ausentarse 150 minutos de sus consultorios tomen sus sagrados alimentos. Y no puedes comer en 30 minutitos, ¡no que va! Pues si no son albañiles. Además en el juramento de Hipócrates no dice nada respecto al protocolo del pipirín, dirán los Doctorcitos. Usted, yo y cualquiera de mis 13 lectores de lujo podremos estar retorciéndonos de dolor o de hambre, pero aquí la cosa es calmaaada. Para pagar algo en la caja, puede correr con suerte y encontrarse a la cajera, quien por cierto es sonriente y atenta, pero si por desgracia llegamos a la hora de ‘’su’’ junta, (eso dijo el policía que está en la puerta donde ingresan los pacientes del servicio de Urgencias) habrá que esperar un buen.  Y como el que espera desespera, mientras la fila iba extendiéndose los quejosos e inconformes se multiplicaban. A cuál más nos salía lo enfurruñad. Eso sin contar, la baquetonada e insensibilidad de algunos técnicos, como el encargado de los Rayos X que ese día jueves, con actitud de ‘’perdona vidas’’ le hablaba golpeado a una pobre mujer que llegó retorciéndose del dolor pues acababa de caerse y se había lastimado la mano. ‘’La máquina no sirve, si quiere espérese pa’ ver si se compone’’. Todos los que conformaban la ya larga fila en la caja de Urgencia, querían contar su triste experiencia cada vez que tienen la mala suerte de caer por ahí ya sea como pacientes o como familiares de algún enfermo. Las quejas más comunes desde luego son lo mucho que se tardan en las dichosas juntas, pero desde luego la mayor votación se la llevan  los ratos de solaz y esparcimiento que se toman algunos médicos y otras tantas enfermeras, durante su turno. Pero en eso de las narraciones el que se voló la barda fue el Arq. Miranda, quien narró con lujo de simpáticos detalles, un día que viniendo de San Luis Acatlán se encontró con un accidente en la carretera y al ver que no llegaba la ambulancia les pidió autorización a los de la Policía Federal de Caminos para traer a Ometepec, bordo de su automóvil a los dos heridos y así recibieran pronto la atención médica que necesitaban. 

Como los heridos venían en un estado tan maltrecho aunque uno de ellos medio inconsciente y el otro dando gritos de dolor, el acomedido Arq. Miranda llegó directito al Hospital Regional y para animarlos les dijo ‘’ya llegamos al hospital’’, en el acto, el que venía en estado de semi inconsciencia se incorporó y al reconocer el lugar, le dijo ‘’AQUÍ NO PORQUE MATAN’’.
Y neta que a cualquiera pueden hacer cadáver, entre otras muchas cosas de ‘’desespero’’ como dijo una señora de Los Bajos que llevaba dos horas y media esperando ese jueves (por cierto pozolero) a que los Doctorcitos y su ‘’Dire’’ terminaran la chorcha que ellos llaman junta semanal. Digo, que bueno que se reúnan a intercambiar opiniones. Es más, ¡excelente!, pero ¿Porqué hacerlas durante las horas de trabajo, cuando docenas de pacientes están esperando y desesperando? ¿Por qué no realizar  las ‘’juntas’’ por la tarde, cuando ya han terminado el turno? ¿Y por qué encima de las dos horas y media de la alcahueta reunioncita esa, todavía se apañan otra hora más para la almorzada?. Digo, algo tendrá que hacer al Respecto don Lazarito Mazón.

ASÍ LO SUPO LA MATA HARI
Que afortunadamente, en el Hospital Regional también hay Médicos y empleados, sumamente profesionales y con un alto sentido humanístico. El Negro Morales en recepción es uno de ellos.
Que algunos de los empleados del hospital llegan a tomar el desayuno ahí en su lugar de trabajo, en lugar de hacerlo en sus casas.
Que afuera del cubículo del Seguro Popular en el Hospital Regional, es donde se hace el primer coffee-break del día, cerca de las ocho y media de la mañana.
Que inmediatamente después comienzan los viajes de las enfermeras a comprar el almuerzo y las coca colas.
Que la inconformidad general sigue siendo por las juntas que el personal médico del Hospital Regional sigue haciendo en que debían estar atendiendo su consulta.


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