Muy a su estilo, Manlio
Fabio Beltrones salió este martes a poner los puntos sobre las íes y atajar
oportunismos de quienes se asumen salvadores de los desamparados de México, cuando
en 12 años alimentaron políticas de empobrecimiento y corrupción,
enriquecimientos personales y demagogia galopante.
En este espacio aludí a esos
fanfarrones, a quienes blofean con la oferta política y son capaces de darse
baños de pueblo en busca de mantenerse en el poder. Burda, en consecuencia, la
maniobra dominguera de Gustavo Enrique Madero Muñoz y de Andrés Manuel López
Obrador en la oferta de un discurso harto demagógico.
Fue mi opinión respecto de
esas maniobras de Gustavo Enrique y su grupo compacto y de Andrés Manuel y su
burbuja. Por eso retomo lo declarado por Manlio en alusión al dirigente
nacional del PAN; no lo cita por su nombre, pero ni falta hizo porque en unas
líneas lo identificó y le envió el mensaje. A saber:
“Escucho en diferentes
foros, cómo algunos partidos –lo cual es legítimo—se pronuncian alrededor de un
sí o un no, sobre algunas de las disposiciones de la iniciativa (de Reforma
Hacendaria).
“(…) Hoy en día nadie puede
tener duda que los distintos partidos políticos hemos llegado a un acuerdo
interno, que nos está permitiendo procesar la corrección que debemos hacer en
materia del pago de IVA en colegiaturas y sobre todo deducibilidad de las
mismas.
“(…) De tal manera que nadie
en este momento podría salir a decir que son ellos quienes, unilateralmente,
están llevando a cabo estas correcciones, o que se oponen a lo que ya hemos
acordado vamos a corregir.
“Es lamentable escuchar en
ocasiones a algunos dirigentes de partidos políticos, o los mismos interesados
en el tema, decir que se siguen oponiendo a lo que ya hemos acordado que está
resuelto no va a suceder; pero, bueno, esto además se acepta como cualquier
estrategia político-electoral de los mismos, pero saben que se están mintiendo
a ellos mismos”.
Bien podría ajustarse la
máxima de Paquita la del Barrio: “¡Me estás oyendo inútil!” No, no fue
necesario que Manlio identificara al PAN y a su dirigente nacional, como destinatarios
de este mensaje. Pero, incluso, el coordinador de los diputados federales
albiazules, Luis Alberto Villarreal García, y el legislador panista Fernando
Rodríguez Doval, debieron haber asumido ayer que blofeaban con una postura
contra la propuesta del IVA en colegiaturas y la renta de casas habitación o
las hipotecas.
Porque es muy claro que esos
temas son asunto cerrado. Esa propuesta nació muerta, decía en este espacio de entresemana
en la entrega publicada el lunes último. Y Manlio le puso el epitafio con su
declaración. Y llamó mentirosos a quienes, como Madero, Doval y Villarreal
buscan una pelea contra fantasmas fiscales.
Lo dicho: Gustavo Enrique
Madero y Andrés Manuel López fanfarronean. Pero igual atentan contra el sentido
común y apuestan a la amnesia nacional, significándose salvadores de la patria,
de los desprotegidos, de las clases populares, de los pobres…
Y mire usted, no es que
descalifique a los postulados del Partido Acción Nacional y del Movimiento de
Regeneración Nacional. No. Son respetables sus propuestas, el espíritu
ideológico de derecha e izquierda. Lo no respetable y menos tolerable, es el
oportunismo y la oferta de bisutería por joyas preciosas.
¿Quiere Madero reelegirse en
el PAN? La estrategia para lograr ese fin, no es mediante una mentira o
asumiéndose salvador de los desprotegidos ni de la clase media.
Urge, entonces, un estratega
para el chihuahuense, éste bato –como suele referirse a las personas muy a su
estilo—que cree que con la defensa a ultranza de los contribuyentes frente a un
impuesto que ni siquiera llegará a la discusión en el pleno camaral, acarrea
votos a su causa. Y creo que del lado de Ernesto Cordero también hay urgencia
por un estratega de verdad, no los aprendices de brujo que se fusilan campañas
perdedoras.
Por lo menos con Josefina
Vázquez Mota había materia. ¿Por qué no se lanza Margarita en busca de la dirigencia
nacional del PAN? Por supuesto, ambas sin Juan Ignacio ni la sobrina senadora
ni Max ni… Digo.
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