viernes, 31 de octubre de 2014

EL “DÍA DEDICADO A LOS MUERTOS”, Por Margarito López Ramírez



(tradición que imperó en los aztecas, mayas, purépechas, nahuas…), constituye un hecho resultado del sincretismo o conciliación que se da entre las creencias emanadas de nuestras raíces ancestrales y la religión impuesta por la evangelización española a partir de la caída de Tenochtitlan. Es una fiesta del pueblo mexicano.  Es un bullicio similar al  que acontece en otros lugares del orbe. Es un ritual pagano religioso en el que impera la alegría entreverada con la solemnidad conjuntada en altares y ofrendas a los difuntos impregnados de simbolismos: Tierra, cuerpo; Agua, sangre; Aire, aliento; Fuego, espíritu en alusión o vinculados a quienes han fallecido. Es un ritual impregnado de convicción, religiosidad y añoranza entrelazadas al enigma que de sí inspira La Muerte y “el más allá” desconocidos. 

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