lunes, 12 de octubre de 2015

MIRADA INTERIOR Espiral de la muerte Héctor Astudillo: violencia y desarrollo Por: Isaías Alanís

ISAIAS ALANIS TRUJILLO
No hay ni pa’onde jalar, como dice mi compadre Gumersindo. “Mataulipas”, Sinaloa, Morelos, Michoacán y Guerrero están en la lista de los estados más violentos. La muerte se ha enquistado en caminos, montañas, centros urbanos, ha afectado a la población de todos los niveles; a empresarios y jóvenes, y principalmente ha alterado la vida comunitaria, social y comercial de todo el país. El punto de quiebre es fácil de encontrar; pobreza, falta de empleos, deserción escolar y una población sin expectativas de trabajo, es el fuelle que atiza la hoguera de la violencia en México.
Y en el mismo carril ondea sus banderas, la impunidad y complicidad de las estructuras de poder, los cuerpos policiacos, empresariales y políticos que solapan por jugosas ganancias ilegales a los grandes barones de la droga. Si a estos segmentos no se les pone un basta, no se podrá frenar la espiral de la muerte.

Ante este escenario, la erupción de la violencia es un grave peligro para México. Su magma y gases han permeado el “tejido social” y han creado una cultura de la impunidad y una moda traslapada transculturalmente a los actores políticos; tener más de una mujer; cuadra de caballos árabes, andaluces o cuarto de milla. Botas con casquillo de oro; fiestas que habrían de hacer enmudecer a Gargantúa y Pantagruel.
Al fin y al cabo, como declaró un conocido político de Chihuahua; “Por donde le busquen, me la pelan, todos estamos en el mismo barco, y a poco crees que me van a quitar lo que legalmente me gané durante los seis años que fui gobernador…”.
Este tipo de declaraciones, o de los que “roban poquito”, o de los que se suben el salario, se auto pagan viajes, cobran por enfermedades que no tienen y bonos estratosféricos, percepciones que ofende al salario mínimo,  bofetada al estomago de los mexicanos que laboran para sobrevivir. Y en medio de todo, un país hundido en el légamo de la corrupción imparable. De la nula atención a los derechos humanos y un país que va dando tumbos económicos y cuyo crecimiento será más bajo de lo previsto. Y de pilón, en el 2016, “hay que apretarse el cinturón”. Los mexicanos ya se les junta una tripa con otra y el esternón con el coxis.

En el vecino estado de Guerrero, el gobernador electo, Héctor Astudillo Flores, durante las honras fúnebres del regidos asesinado en Tres Palos, Jesús de la O Gallardo hizo alusión al grave problema de la violencia que impera en el estado.
Una vez con las riendas de uno de  los estados más golpeado por la violencia, pobreza, falta de carreteras, de centros de estudio de calidad; una entidad federativa donde el paraíso de las opiáceas se constituye en el principal factor de desestabilización social y de la violencia, parar la violencia tiene que ser prioridad de su gobierno una vez que tome el cargo el 27 de octubre, y como ya lo anunció, diseñar un programa para la estabilidad económica, política y social para Guerrero. Un diagnóstico duro permitirá trazar las rutas que permitan abordar frontalmente la violencia y ese programa tiene que comenzar con detonar el desarrollo y ampliar las ofertas productivas a las ocho regiones. Ante este escenario, el gobernador electo sentenció: “Lo más grave es la violencia que está imperando en Guerrero, eso es muy grave porque va impedir, limitar y complicar que el estado pueda salir adelante, mientras la violencia siga imperando, sin duda nos va a seguir frenando el desarrollo…”.
Sin duda que las palabras del gobernador electo, se fundamentan en un conocimiento sensible y realista de la realidad de Guerrero y del país.
Y la égida de su gobierno, desde mi corto entender, va seguir por esa ruta. Paralelo a zanjar la inmolación de los normalistas y miembros de un equipo de soccer de la capital del estado de Guerrero. Sacrificio local, nacional y global con el que va a gobernara mientras el gobierno federal no les de a los padres, abuelos, hermanos, amigos, novias y novios; y a la opinión pública internacional una respuesta clara, contundente y realista de lo que realmente ocurrió.
Si HAF, comienza por diseñar las estrategias con los tres ordenes de gobierno para atajar la violencia, va entrar con el pie firme y obtener la confianza y respeto de la ciudadanía de Guerrero.

De reojo
El pasado jueves me presenté a la fiscalía a sacar una acta de no antecedentes penales. Hice el trámite correspondiente y después de dos horas de espera por la gran demanda de este servicio, me enteré que hay un ciudadano del Ocotito acusado por dos delitos. Es un asunto de casi homonimia. El nombre del sujeto parece en publicaciones de diarios locales y nacionales como líder de algún grupo de policías comunitarios o auto defensa, con el nombre de “Isaías Alanís Trujillo, o Bello”.

Pero mi nombre y como estoy registrado en mi cédula del INE, cartilla, documentos de estudio y demás es: Salvador Isaías Alanís Trujillo, tal y como lo prueba mi acta de nacimiento expedida en el municipio de Jiutepec, Morelos.
Soy miembro de una extensa familia asentada desde el siglo XVI, antes de que Morelos fuera estado y nada tengo que ver con ese personaje. Es un extraño caso de casi homonimia.
Esto lo escribo por si las moscas, no me vayan a confundir porque soy un hombre que se ha dedicado gran parte de su vida a escribir libros, y nunca he cometido un delito, a menos que éste sea escribir con libertad poesía, cuento, ensayo, novela, relatos y esta columna de Mirada Interior, que por cierto ya lleva muchos años en algunos medios impresos y electrónicos, como el Sol de Chilpancingo, Prensa Libre y Grado Cero. Y también en Radio Capital, entro otros.

De reojo 2
El nombramiento de Manuel Añorve Baños como operador Político del CEN del PRI, le abona a mi tesis. Guerrero será manlista.

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