lunes, 12 de febrero de 2018

CONTEXTO POLÍTICO Por Efraín Flores Iglesias Gobierno-Iglesia: ¿Quién rompió el diálogo?

En los últimos días nos hemos informado en los medios de comunicación del enfriamiento de la relación entre el gobierno del estado y la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, lo cual es lamentable, ya que no contribuye a la armonía social ni a la pacificación del estado de Guerrero.

Ambas partes necesitan sentarse para dirimir sus diferencias y llegar a un gran acuerdo.

Se entiende que las declaraciones del obispo Salvador Rangel Mendoza incomodan a más de uno, pero hay que entender que la misión del susodicho es pastoral.

Si se reúne con delincuentes en la Sierra, es válido. Está en todo su derecho. Él mismo lo ha hecho público. Por lo tanto, no tiene nada que esconder.

La relación entre el gobierno estatal y el obispo Salvador Rangel Mendoza se enfrió más el pasado lunes 5, luego de que los sacerdotes Germaín Muñiz e Iván Añorve fueran asesinados por un grupo armado en la carretera Taxco-Iguala después de haber acudido a una fiesta religiosa en la localidad de Julianta, perteneciente al municipio de Taxco de Alarcón.

Hay varias hipótesis respecto al ataque armado. Y una de esas hipótesis incomodó al obispo Rangel.

El padre Germaín Muñiz, responsable de la parroquia de Mezcala, municipio de Eduardo Neri, fue evidenciado en redes sociales portando un arma larga y rodeado de hombres encapuchados y vestidos con ropa tipo militar, también armados.
Uno de los responsables de que la relación con la Diócesis Chilpancingo-Chilapa se haya enfriado, es el secretario general de Gobierno, Florencio Salazar Adame, quien ha privilegiado más la confrontación y no el diálogo.
Florencio Salazar pretende imponer su visión y le molesta que el obispo Rangel realice declaraciones polémicas a los medios, sobre todo, si señala que algunas autoridades están coludidas con el crimen organizado y que la estrategia anticrimen es inadecuada.

El prelado católico ha propuesto un gran diálogo para lograr la paz.

Y en efecto, Guerrero requiere urgentemente lograr la paz, la tan anhelada paz. No es posible que el estado siga siendo uno de los más violentos del país.

Chilpancingo y Chilapa, son un claro ejemplo. No hay día en que no se informe de hechos de sangre. Además, las dos ciudades están dentro de la jurisdicción del obispo Rangel.

Ojalá muy pronto haya un encuentro entre el gobernador Héctor Astudillo Flores y el obispo Salvador Rangel. Y que sea por el bien de Guerrero.

ENTRE OTRAS COSAS… El pasado domingo finalizaron las precampañas de los aspirantes a la Presidencia de la República. Todo indica que la pelea será entre Andrés Manuel López Obrador, de la coalición “Juntos Haremos Historia” (Morena-PT-PES), y Ricardo Anaya Cortés, de la coalición “Por México al Frente” (PAN-PRD-MC). Así  lo indican las últimas encuestas realizadas.

El que no prendió fue el abanderado del PRI, José Antonio Meade Kuribreña. Y se entiende. En los spots y encuentros con la militancia priista demostró ser falso. Y peor aún, el dirigencia nacional del tricolor, Enrique Ochoa Reza, fue tundido en las redes sociales por un comentario racista que hizo en un evento en el estado de Tabasco.

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E-mail: efrain_flores_iglesias@hotmail.com; 
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